El románico de la capital zamorana abruma por su carácter híbrido y sintético, primorosa arquitectura de frontera, con acordes de solar romano y exóticas notas morunas. Capaz de poner los pelos de punta por sus arpegios francos y sus redobles de orden militar.
Románico umbral de la Extremadura leonesa, enhebró ingredientes ensayados aguas arriba del Esla y se hermanócon savias castellanas llegadas desde Ávila de los Caballeros para –siguiendo la vía de la Plata–fecundar los focos salmantino y mirobrigense. La cabecera de Santo Tomé, la Puerta del Obispo, el sepulcro de la Magdalena, los capiteles del interior de San Juan de los Caballeros o el desmigado calendario de San Claudio son sólo algunos latidos que permiten auscultar el corazón de un singular conjunto románico capaz de hechizar al viajero más ajetreado.
Zamora capital del románico
Las murallas de Zamora
El recinto amurallado germinal de la ciudad va desde el castillo hasta el templo de San Ildefonso, a