Un paseo por el río
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Paseando junto al Duero vamos a poder visitar algunos de los rincones de mayor interés de la ciudad. Aunque como referencia establecemos un lugar concreto de salida y finalización, es posible completar el recorrido iniciándolo desde cualquier otro punto del itinerario propuesto.
1. Partimos de uno de los aparcamientos que existen en el parque de los Tres Árboles. Justo enfrente de él encontramos ya un primer punto de interés; se trata de la ermita de la Peña de Francia, una sencilla construcción que contrasta con los edificios románicos que tanto identifican a Zamora.
Damos comienzo a nuestro recorrido junto al río, en el que ya advertimos la presencia de un azud (correspondiente a las Aceñas de Pinilla) y algunos embarcaderos para la práctica del piragüismo. Nos encontramos en el parque de los Tres Árboles, un amplio espacio verde que tiene continuidad aguas abajo a través del paseo del mismo nombre, por el que avanzamos a través del camino más próximo al río.
2. Muy cerca ya del puente del ferrocarril vemos de nuevo varios embarcaderos y un poco después, entre espesa vegetación, alcanza la orilla el azud de las Aceñas de Cabañales.
A nuestra derecha se encuentran las instalaciones de la Ciudad Deportiva y tras pasar bajo el puente de la vía del tren.
3. Cerca ya del Puente de Hierro, se nos plantea una disyuntiva: podemos continuar junto al río o bien hacerlo por la Avenida del Mengue, que discurre también en paralelo a él pero a mayor altura. Cualquiera de las dos opciones es buena e incluso es posible combinarlas, pues más adelante existen varios accesos que las comunican. Si optamos por continuar por la parte de arriba, además de disponer de una perspectiva diferente del río, pasearemos junto a un extremo de la muralla medieval y podemos aprovechar para visitar varias iglesias románicas muy próximas, como la de Santo Tomé, la de Sta. María de la Horta o la de Sta. Lucía, junto a la cual se sitúa también el Museo de Zamora.
4. Más adelante alcanzamos el Puente de Piedra, que habremos de cruzar, como tantos y tantos lo han hecho a lo largo de la historia. Desde el puente se avistan las cercanas Aceñas de Cabañales, que más tarde visitaremos.
5. Continuamos nuestro recorrido en el sentido de la corriente. De nuevo podemos hacerlo junto al río o bien por el paseo de la parte superior, que nos lleva junto a las ruinas del monasterio de San Francisco, donde hoy tiene su sede la Fundación Rei Afonso Henriques, dedicada a la cooperación entre España y Portugal. Continuamos sin perder de vista la otra orilla, en la que se aprecia perfectamente cómo la ciudad medieval se alza sobre las Peñas de Sta. Marta. También vemos las Aceñas de Olivares y su azud. Atrás hemos dejado el barrio de Cabañales y un poco más adelante nos encontramos con los restos del Puente Viejo, que persisten tras siglos en el interior del río. Enseguida llegamos a la playa de los Pelambres (o de Benidorm, como también se la conoce), donde además de refrescarnos disponemos de una tupida sombra que nos hará aún más agradables las impresionantes vistas de la ciudad.
6. Estamos en el barrio de San Frontis, por lo que tenemos una excelente oportunidad para visitar su iglesia de origen románico.
7. Nos acercamos ya al novísimo Puente de los Poetas, que cruzamos aprovechando la bella panorámica que nos ofrece.
Ya en la otra orilla, de nuevo descendemos hacia el río y cruzamos un puentecito de madera que salva el pequeño arroyo de Valderrey.
8. Hemos llegado al Parque de Olivares. Si la tarde está tocando a su fin tendremos la posibilidad de observar una espectacular puesta de sol en la parte final del parque, junto al lugar donde el arroyo desemboca en el Duero.
A partir de ahora continuamos nuestro paseo en sentido contra- rio al de la corriente. Enseguida veremos atracadas varias pequeñas embarcaciones tradicionales, y nada más dejar atrás el parque llegamos ya a las Aceñas de Olivares, a cuyo interior es posible acceder. Muy cerca de ellas se encuentra otro templo románico, el de San Claudio de Olivares.
9. Frente a las aceñas encontramos la calle del Cabildo, que tomamos para alcanzar la carretera que circunda el recinto amurallado de la ciudad y seguidamente cruzarla. Continuamos por la acera hasta alcanzar una cuesta que nos hace ascender junto a las Peñas de Santa Marta. En la parte superior se encuentra la Puerta del Obispo (también llamada de Olivares), que permite acceder al recinto amurallado y nos sitúa entre dos edificios emblemáticos: el Palacio Episcopal y la Casa del Cid. Frente a nos- otros está la Catedral de Zamora, de visita obligada si no la hemos hecho ya.
10. En la plz. De Antonio del Águila tomamos la estrecha y pintoresca calle del Troncoso, al final de la cual llegamos al mirador del mismo nombre que nos regala sus estupendas vistas al río.
Abandonamos el mirador por su otro acceso y giramos a la de-recha hasta alcanzar la iglesia de S. Pedro y S. Ildefonso, que dejaremos a nuestra izquierda para iniciar el descenso hacia el río.
11. Tomamos para ello la Cuesta de Pizarro, donde se ubica el Centro de Interpretación de las Ciudades Medievales, situado junto a los restos de la antigua Puerta de San Pedro. En la planta superior de este edificio existe otro estupendo mirador, en esta ocasión acristalado, desde el que se obtiene una panorámica diferente del río, en la que el cercano Puente de Piedra cobra especial protagonismo.
Seguimos nuestro camino para volver a cruzar el Puente de Piedra y continuar aguas arriba.
12. Enseguida llegamos a las Aceñas de Cabañales, cuyo entorno se halla ajardinado e incluye un pequeño arboreto.
13. El paseo nos lleva ahora hacia el Puente de Hierro, que en breve cruzaremos, no sin antes pasar bajo su estructura metálica para alcanzar las Aceñas de Pinilla, situadas junto al inmediato puente del ferrocarril.
14. Ya en la otra margen, giramos a nuestra izquierda para descender de nuevo hasta la orilla y retornar al punto de partida.
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